Vuelve Polémica en el Bar: conoce los detalles

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La vuelta de Polémica en el Bar a la pantalla de América TV llegó con el brillo de la nostalgia. El ciclo creado por el recordado Gerardo Sofovich (y que ahora maneja su hijo Gustavo) supo marcar a generaciones con debates vibrantes y personajes que hoy forman parte de la memoria colectiva.

Sin embargo, la nueva formación parece moverse más cerca de la curiosidad que de la tradición.
Mariano Iúdica retoma la conducción y lo acompañan Carlos Maslatón, Diego Moranzoni, Emmanuel Danann, Diego Recalde, Javier Calvo y Marina Calabró.

La comparación con los tiempos de Fidel Pintos, Jorge Porcel, Minguito o el propio Sofovich resulta inevitable, y quizá allí es donde la mesa actual muestra su costado más vulnerable.

De la improvisación brillante al efectismo

En sus primeras épocas de la década de los 70, el programa contó con talentos como Fidel Pintos, capaz de improvisar réplicas memorables con un humor de filigrana.

Una década después, Porcel y Minguito imprimían al ciclo un tono popular y mordaz que quedaba en la retina del público.

Hoy, esa tradición se traduce en la figura de Emmanuel Danann, un ex libertario convertido en personaje mediático, más conocido por giros ideológicos llamativos que por su capacidad de sostener un debate.

 

El inentendible lugar de Recalde

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Diego Recalde es otro de los nombres que llama la atención. Con un estilo de “profesor Locovich” excéntrico, logró hacerse un lugar en la televisión gracias a su histrionismo y su auto percepción como “director de cine”, antes que por la consistencia de sus ideas defensoras acérrimas del gobierno de Javier Milei y un antiperonismo furibundo.

La expectativa de verlo discutir con Maslatón —que al menos ofrece un discurso reconocible dentro del liberalismo enfrentado al mileísmo— despierta más curiosidad que confianza en la profundidad del intercambio.

Maslatón, la excepción

En este panorama, Carlos Maslatón aparece como el más consistente en términos discursivos. Liberal crítico de Milei y habituado a la exposición pública, al menos puede sostener posiciones reconocibles.

Marina Calabró, con su oficio periodístico, también suma un aporte que le da cierta seriedad al conjunto. Son, probablemente, los dos nombres que logran darle al panel un mínimo de equilibrio.

 

El peso de la comparación

Polémica en el Bar fue durante décadas un laboratorio televisivo donde el humor y la discusión convivían con oficio. En su versión actual, la mesa parece más pensada para provocar que para generar conversaciones que perduren.

Comparar a Danann o Recalde con figuras como Porcel, Fidel Pintos o Minguito resulta un ejercicio ingrato, porque el contraste es demasiado evidente.
El legado del programa es tan fuerte que cualquier nueva versión se mide con esa vara. Y en ese espejo, la edición que ahora comienza corre el riesgo de aparecer como una más de las réplicas deslucidas de lo que alguna vez fue un clásico de la televisión argentina.

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